Plan9 Recomienda: Clone Wars (2003), la mejor serie de dibujos animados de Star Wars4 min read
Cuando se habla de LA trilogía de Star Wars, nadie nunca jamás en su vida debería aludir al trío que comprende los episodios I, II y III.
Pudieron ser lo mejor, no solamente por la tecnología que se poseía en ese momento, sino que el argumento pudo un ser tanto mejor o al menos igual que sus predecesoras… pero no.
Sin embargo no todo es mugre y mocos de Lucas, ya que en el 2003 el genio, hermoso y precioso Genndy Tartakovsky se rajó con lo mejor que pudo haber existido dentro de ese fragmento de la línea temporal de la Guerra de las Galaxias.
O sea, si pones al weón que hizo el 90% de las mejores caricaturas, de un canal y de la televisión en sí, para toda una generación, ¿qué puede malir sal?
¡Esperen! Viene un plano reflexivo de Padme y Anakin…

Ya, pasó. Sigamos.
Se ubica bajo los sucesos posteriores a Star Wars II: Attack Of The Clones y se divide en dos volúmenes.
El primer arco, basado en la primera y segunda temporada -la segunda siendo estrenada el 2004- nos pone bajo una trama a la que nos acostumbró las dos primeras películas: la guerra política, pero afortunadamente enfocada más en la guerra y en la acción Jedi.
Anakin y Obi-Wan actuarán cada uno por su cuenta, donde Anakin peleará contra una Dark Jedi, provocándole un acercamiento bastante profundo al lado oscuro, y Obi Wan por su parte, enfrentándose a cosas como Durge.
El que no apreció a este cabrón, no sabe lo que es un enemigo hincha weas semi inmortal.
El volumen dos nos pone dos años después de los hechos anteriores, en la tercera temporada. Ésta fue estrenada el 2005 y sólo constaba de cinco capítulos pero de mucha más duración, en donde ya se nota el cambio físico de Anakin con el pelo largo y su traje más opaco y también incrementando de a poco su acercamiento al lado oscuro, hechos que ya están dados por sentados en el inicio del episodio III: La Venganza de los Sith, donde ya se nota su cercanía con Palpatine.
La trama en sí no es lo mejor de esta serie, a pesar de estar bien argumentada.
Lo que más nos encandila son los combates y es eso lo que nos llama de Star Wars; podemos ver por primera vez en gloria y majestad a Mace Windu en esta miniserie, que duró menos que cacha de conejo en las cintas y cuya presencia en estas fue casi irrelevante -sin mencionar su desastrosa muerte-, pero acá es otra cosa.
Enemigos como Durge hicieron que se nos retorcieran las entrañas y ni hablar del General Grevous, donde debo enfatizar que cuando era niño, me hizo sentir el miedo en su estado más puro y te decía en la cara «los Jedi valen mierda».
Solo disfruta. El Kenshiro de Star Wars.
Lo único malo que tuvo esta serie, es que la ubicaron entre el episodio II y III, literalmente como secuela de la II y haciéndola obligatoria antes de la «tercera» entrega. Mal ahí.
No está mal que hagan cosas entre películas, es más, considero que es algo la zorra; sean series, otras películas, libros, comics, 200-100 lo que querai, pero puta, no podí pedirle a tu abuelo que se mame una caricatura de 25 episodios (por muy mini que sean) antes de ver una película para recién entenderla y entrar bien en el contexto.
No quiero que esta nota termine enfatizada como una crítica directa a la saga de Lucas, en vez de lo maravillosa que fue la serie, pero quería acotarlo un poquito.
Sea como sea, para los que vimos esta miniserie, está en nuestros corazones, y si no la has visto, por favor termina de leer y ponte a verla, porque no es tanta su extensión de tiempo, a pesar de comprenderse en 25 capítulos.
Es sin dudas una joya infravalorada que en su tiempo nos voló la cabeza a muchos.
Fue uno de los momentos más jodidamente adrenalínicos. Pasea3.
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